Si el tipo no tuviera paramecios
en la cornisa bronca de su yate,
me entretendría, ducho, con tu guita,
y yerbatales, y ominoso lar.
Ceñida la cintura por el niño
de la memoria, insisto en desafueros
o Casa de las Tejas: nuevo moño
de seda verde sin apaciguar.
Toca la rumba el tipo, su meollo,
y los Aliados bailan como frutas
que al entrevero, pochas, son clamor.
Un hálito de sierpe: ¿disponías
dados de más por mersa, por mercante?
Meo con mi juanete el resplandor.
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