domingo, 20 de febrero de 2011

Pasar de largo

"luz" 
(Paula Cantarero)


Anulé esas tres letras. Quintaesencia
de sus creencias, algo
como una llave de karate. "Foco
y mantra que son ley
de los planetas, del
pálido microcosmos bipolar",
pongamos que pretende, "a que reduzco
tus labios". Un influjo
y un chat que ya no están. No quiero más
esa tortura religiosa: río,
imán con que apuntaba rechazando.
¿La vida, una oración
circular? Sofocaba realidades,
contraatacaba "para bien"
algo que vale más -y ahora me relajo-:
mi anhelo. Reluctancia.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Una simple canción

"Yo soy Juan,
el último aparecido." 

Algo no ha muerto, en mí, no todavía:
escuché esa canción
hace un rato nomás, y me pegó
tan hondamente que
temí una euforia. No era nada de eso:
después de libros/náusea,
después de refinar mi colección
de ideas abatidas,
inconsecuentes, Gieco me acercó
un fruto del sentido
y la emoción, la lluvia. Todavía
hay algo más que hastío,
hay algo más que el pálido cultivo
de la mente. Las huellas
de una crueldad helada que asoló
esta región del globo
y el no que es necesario que se oponga
a tan siniestros ojos 
aún son cosas con significado:
por cómo eso me pega,
por cómo puede provocarme el llanto
una simple canción.
Dejo los libros displicentes para
otra ocasión y escribo
para más recordar que sí latí,
que sí cantó con Gieco
mi cuerpo, su verdad.

domingo, 6 de febrero de 2011

Un autor olvidado

No hay emoción ahora. El cigarrillo
humea en la penumbra. (¿Quién habrá
hecho esta sinfonía? La fanfarria
que cierra el movimiento, la tragedia
que abre el siguiente no me lo revelan.)

Pasa un auto a lo lejos. Amanece
muy lentamente y la ciudad se pone
a trabajar. (Anoche no hubo Mona
en el Sargento. No hubo semblanteo
del cana mandamás, el veterano
-esa mirada cruel, que te cachea-,
a los que salen, a las cinco, a los
que intentan -necesitan- ir al baño
de la estación, cerrado hasta las seis.)

Dolor de espalda. Desperté a las dos,
pero de ayer. La gata está comiendo
del balanceado. Puede que me duerma
sin más. (Me tomo un vaso de agua
helada, transparente, refrescante,
un Lizarazu que degusto a solas.
Por hoy no hay maquinita de escarbar
secos escombros: nadie se lamenta,
y menos yo, que nombro lo que tengo.)

martes, 1 de febrero de 2011

Ante la Ley

¿Me querés simplemente desvariando,
desatinando, dando contra el muro
de tu apatía, de la gran distancia
e inaccesible en que te erguís abrupta?
¿Me equivoco al querer que me respondas,
que alguna vez me escribas en el chat
-porque te veo, luz de algún Nirvana
que calla señalando, como Apolo-,
alguna vez dirás: "a ver, saludo,
por saludar", y nada más, sin mucho
planificarlo ni temerlo? ¿Acaso
ya ni leés, acaso regodeo
relumbra en tu mirada cuando andás
por este blog, o culpa...? - No tendré,
bien que lo sé, respuestas, constricciones
ni desmentidas. Sólido Guardián
recibe estas cuestiones, las revisa,
no dice nada, ducho en la tarea
de vedar este paso a los anhelos,
a algo que suda. Cuando yo me aleje
(no veo forma, ahora) enterraré
el relicario, cederá la sombra.