Hoy no dormimos juntos. Malamente
te discutí. Al irme di un portazo:
habías decidido no hablar más.
Ya dormís en tu cama. Reconozco
que tu silencio tiene altura. Voy
al baño. Te despierto con el ruido.
Te levantás. Andás
descalza por ahí. Te ignoro. Cierra
tu mano ahora la bendita puerta.
Hoy no me duermo más.
sábado, 22 de septiembre de 2012
martes, 18 de septiembre de 2012
nº 0009
Explicaciones. Doy
constantemente cuenta
de mí. Lustros de lenta
extenuación. No soy
en todo caso un buen
poeta. Anoto voces
que en el fondo son roces.
Rasguños. El andén
de donde volvería
al ardor está lejos.
Mi pasaje eran viejos
momentos que en su día
valieron. Que gasté
en versitos de a pie.
constantemente cuenta
de mí. Lustros de lenta
extenuación. No soy
en todo caso un buen
poeta. Anoto voces
que en el fondo son roces.
Rasguños. El andén
de donde volvería
al ardor está lejos.
Mi pasaje eran viejos
momentos que en su día
valieron. Que gasté
en versitos de a pie.
nº 0008
Está claro que finjo: no me gusta
pensar. De los libracos
que del Saber poseo no quisiera
volver a padecer
ninguno. Entre poemas me demoro,
entre sus extraviadas
razones, desvaríos, pretensiones:
su singular, su tan
incomparable, frágil evidencia.
¿Que qué fue del Saber?
La veleidosa voluntad de dar
con la palabra suma
--eterna, perentoria: inobjetable--
al cabo derivó
en la de apenas si contar los propios
asuntos con palabras
personales, amadas porque, claro,
son --¡qué otra cosa!-- mías.
¿Y en lo futuro? Prescindir, si puedo,
de requerir lectores:
la aprobación que pretendí jamás
estuvo en ningún rostro.
Paciencia, corazón: alguna mosca
de la belleza hará
que abandone el acecho pusilánime
hendiendo al fin la red.
pensar. De los libracos
que del Saber poseo no quisiera
volver a padecer
ninguno. Entre poemas me demoro,
entre sus extraviadas
razones, desvaríos, pretensiones:
su singular, su tan
incomparable, frágil evidencia.
¿Que qué fue del Saber?
La veleidosa voluntad de dar
con la palabra suma
--eterna, perentoria: inobjetable--
al cabo derivó
en la de apenas si contar los propios
asuntos con palabras
personales, amadas porque, claro,
son --¡qué otra cosa!-- mías.
¿Y en lo futuro? Prescindir, si puedo,
de requerir lectores:
la aprobación que pretendí jamás
estuvo en ningún rostro.
Paciencia, corazón: alguna mosca
de la belleza hará
que abandone el acecho pusilánime
hendiendo al fin la red.
nº 0007
Te vas a levantar, querida, dentro
de un rato. Tempranito: tenés pruebas
que corregir. Dejaste
para el final hacerlas, como siempre
que un libro se te vuelve necesario:
un libro, tu perrito, el marco que
pintaste con amor.
Así es la vida: un tiempo
moroso que agotamos en hacer
lo que nos gusta; lo demás, de un saque
lo resolvemos (ya
lo señaló del porteñismo el hijo
de Baldomero). Ahora, allá en la cama,
soñás con algo que seguro no
recordarás al despertar. Iré
a la Del Plata a por
criollitos calentitos, y serás
de nuevo reina en La Babía... Casi
que voy y te despierto: ¡escribo sobre
alguien que no soy yo!
Materia inexplorada de que podría hablar
hasta el fin de los tiempos. Un besito.
de un rato. Tempranito: tenés pruebas
que corregir. Dejaste
para el final hacerlas, como siempre
que un libro se te vuelve necesario:
un libro, tu perrito, el marco que
pintaste con amor.
Así es la vida: un tiempo
moroso que agotamos en hacer
lo que nos gusta; lo demás, de un saque
lo resolvemos (ya
lo señaló del porteñismo el hijo
de Baldomero). Ahora, allá en la cama,
soñás con algo que seguro no
recordarás al despertar. Iré
a la Del Plata a por
criollitos calentitos, y serás
de nuevo reina en La Babía... Casi
que voy y te despierto: ¡escribo sobre
alguien que no soy yo!
Materia inexplorada de que podría hablar
hasta el fin de los tiempos. Un besito.
nº 0006
Adivinás forzando. No hay secreto
que te ocultemos pero te empeñás
en pergeñar manijas de sentido
de que tomarte y navegar. ¿El summum
de la violencia? Puede un ademán
extenuarte, invisible, y el recelo
desde el que nos mirás hacer de cosas
en apariencia neutras la medida
de una nueva torsión. Respuestas/llaves,
que te darían ¿la razón?, negadas.
Y la sentina dúctil del oprobio
acopia versos de rastrojo, hiel.
que te ocultemos pero te empeñás
en pergeñar manijas de sentido
de que tomarte y navegar. ¿El summum
de la violencia? Puede un ademán
extenuarte, invisible, y el recelo
desde el que nos mirás hacer de cosas
en apariencia neutras la medida
de una nueva torsión. Respuestas/llaves,
que te darían ¿la razón?, negadas.
Y la sentina dúctil del oprobio
acopia versos de rastrojo, hiel.
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