domingo, 28 de octubre de 2012

vocabulario adrede

antiguo neceser del cinamomo
raspas alisos y respetas odres
y con la sirga o surco de un exordio
desentumeces ademanes niños

antiguo neceser en que la yedra
aduce parcas y reclama trenos
y con la suave faz de la inclemencia
denota ventolinas y murallas

nutrias en ocasión del pesimismo
de lanzas que contusas ignorasen
romas aristas surte la oración

te yergues en columnas y percibes
que entre las olas neutras del enebro
ni fungen martas ni reclaman tirios

martes, 16 de octubre de 2012

Mutismo

Callaría por ver
qué pasa con la vida.

Por hacer que las horas
no anhelaran quedarse.

Que todo sucediera
como en algún desierto.

(Lo que viví murió.
Es un vuelo nocturno.

A veces la memoria
acerca rostros, mitos.

Luego todo se aleja.
Parte y no deja nada.)

Callaría, me digo.
Quisiera gravitar.

viernes, 12 de octubre de 2012

Nada

Las horas son endebles vigías que repasan 
poemas, postes pulcros o postigos
que callan, adefesios que no tienen la culpa 
de proponer un roce que diluyo.

Las horas son metales que crujen en la sombra, 
y licores, y el tedio de las cinco; 
flechas del tiempo que se esparcen en esquejes
que se negaron a crecer, y fingen. 

Las horas, la mañana, los desgarbados coches: 
ignoro la otra sed, la de unos labios 
que ayer decían desde la canción. 

Los venturosos coches, la noche, su denuedo: 
no me calma escribir, porque lo poco
que ahora sale es corrosión helada. 

jueves, 4 de octubre de 2012

Para que el Sur exista

El burdo camionero de las pampas tenaces, 
procaz por incluir caparazón y sedas, 
brinca como los dientes, pertinaz, ventajero;
escorbutos menguados lucen en su perfil. 

El burdo camionero cargó todas las liendres
por más que en sus arengas hablara de diamantes. 
Cormorán de silbidos turgentes, voluptuosos, 
¿entregará el venablo, monjas de la inclusión? 

(Pelandrunes, o lizas, o becerros, o llagas:
esto es como un alud, y vuelta al serpentario.
Las viejas disconformes y la prole prolija
desempolvan motivos, se eternizan con sal.) 

sábado, 22 de septiembre de 2012

Otro poema sobre la aguerrida

Hoy no dormimos juntos. Malamente
te discutí. Al irme di un portazo:
habías decidido no hablar más.
Ya dormís en tu cama. Reconozco
que tu silencio tiene altura. Voy
al baño. Te despierto con el ruido.
Te levantás. Andás
descalza por ahí. Te ignoro. Cierra
tu mano ahora la bendita puerta.
Hoy no me duermo más.

martes, 18 de septiembre de 2012

nº 0009

Explicaciones. Doy 
constantemente cuenta 
de mí. Lustros de lenta 
extenuación. No soy 

en todo caso un buen 
poeta. Anoto voces 
que en el fondo son roces. 
Rasguños. El andén 

de donde volvería 
al ardor está lejos. 
Mi pasaje eran viejos 

momentos que en su día 
valieron. Que gasté 
en versitos de a pie. 

nº 0008

Está claro que finjo: no me gusta 
pensar. De los libracos 
que del Saber poseo no quisiera 
volver a padecer 
ninguno. Entre poemas me demoro, 
entre sus extraviadas 
razones, desvaríos, pretensiones: 
su singular, su tan 
incomparable, frágil evidencia. 
¿Que qué fue del Saber? 
La veleidosa voluntad de dar 
con la palabra suma 
--eterna, perentoria: inobjetable-- 
al cabo derivó 
en la de apenas si contar los propios 
asuntos con palabras 
personales, amadas porque, claro, 
son --¡qué otra cosa!-- mías. 
¿Y en lo futuro? Prescindir, si puedo, 
de requerir lectores: 
la aprobación que pretendí jamás 
estuvo en ningún rostro. 
Paciencia, corazón: alguna mosca 
de la belleza hará 
que abandone el acecho pusilánime 
hendiendo al fin la red. 

nº 0007

Te vas a levantar, querida, dentro 
de un rato. Tempranito: tenés pruebas 
que corregir. Dejaste 
para el final hacerlas, como siempre 
que un libro se te vuelve necesario: 
un libro, tu perrito, el marco que 
pintaste con amor. 
Así es la vida: un tiempo 
moroso que agotamos en hacer 
lo que nos gusta; lo demás, de un saque 
lo resolvemos (ya 
lo señaló del porteñismo el hijo 
de Baldomero). Ahora, allá en la cama, 
soñás con algo que seguro no 
recordarás al despertar. Iré 
a la Del Plata a por 
criollitos calentitos, y serás 
de nuevo reina en La Babía... Casi 
que voy y te despierto: ¡escribo sobre 
alguien que no soy yo! 
Materia inexplorada de que podría hablar 
hasta el fin de los tiempos. Un besito. 

nº 0006

Adivinás forzando. No hay secreto
que te ocultemos pero te empeñás
en pergeñar manijas de sentido
de que tomarte y navegar. ¿El summum

de la violencia? Puede un ademán
extenuarte, invisible, y el recelo
desde el que nos mirás hacer de cosas
en apariencia neutras la medida

de una nueva torsión. Respuestas/llaves,
que te darían ¿la razón?, negadas.
Y la sentina dúctil del oprobio
acopia versos de rastrojo, hiel.