Querido glifosato: te recuerdo
en boca de la gente,
que hablaba sin cesar y sin saber
sobre las consecuencias de tu estancia
entre nosotros, si
eras perjudicial, benefactor,
si eras sólo noticia
apasionante, si
ominosa pantalla
de otros asuntos. Lindo
tu nombre, glifosato: como resto
que yace entre mamuts,
puntas de flecha... (A veces
me gusta predecir
que esta Argentina en trance
de confusión y piñas
verbales como medio
inepto de pasar a convertirse
ella también en un
país del Primer Mundo,
futuro eternamente prometido
en estas pavas tierras,
será perdido osario
de excavaciones pulcras
que encontrarán también
tus huellas, tu famita.)
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