"No discrimina nada", murmuró
como que para sí, cabeza gacha
que busca comprender. O es otra cosa:
la frase que se escapa, como un diálogo
mental que se le aflora. O constatar
un caso más: lo nombra y adelante.
Me puso en vilo, dividió mi mente,
fue un golpe sordo. Y son setenta pesos,
pastillas y recetas. ¿Se conversa
con tales bueyes? Algo
quiere acabar la farsa, demorarse
un poco más en puentes, nervaduras.
El golpe, sin embargo, me conduce,
y vuelta en colectivo, colisión,
cabeza gacha, no
reconociendo al doc, pero marcado:
la hierra continúa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario