Hoy también callaremos, como calla el osario
de lo que no nació, torpes y recurrentes,
y beberemos mucho, y reiremos más,
con la jeta torcida, desalmados sin gracia.
Y el fecundo presente proveerá de excusas
para las horas de ángel, aljibe que se ahoga,
y nos criticaremos sin piedad, minuciosos,
distantes, enervados, eje que se deshace.
Somos tan predecibles... La mañana se acerca
y vos despertarás y leerás, calculo,
estos versos que buscan matices que te traigan.
Fuimos tan imprudentes... Me acostaré queriendo
-sin mucha fe, confieso- que suene el celular,
que me digas que no, nada que ver, yo nunca...
No me piace fratello! será que hay que bajar a la oreja para ser oido?
ResponderBorrarUh, no me haga pensar, Pseudo Longino, que a los lectores de blog no se los tiene siempre a mano...
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