Sos vos y no sos vos. Sos más petisa,
vas de camisa blanca,
desabrochado el cuello, más sensible,
como que en falta. Niños
se mandan a la sala, ponen música
que no le agrada a tu
amante del momento. Vuelve a cero
mi celular, soy hombre
y arrastro a tu Don Nadie por el brazo,
escaleras mediante,
hasta la calle. Luego, mansamente,
y en calzoncillos, me
dejo llevar por canas. He perdido
las mañas: soy cortés
con quien me pide el documento. Había
tocado un contrabajo
en un momento de la noche, con
el arco. El Monse como
una pocilga, y el revisionismo.
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