"Yo soy Juan,
el último aparecido."
Algo no ha muerto, en mí, no todavía:
escuché esa canción
hace un rato nomás, y me pegó
tan hondamente que
temí una euforia. No era nada de eso:
después de libros/náusea,
después de refinar mi colección
de ideas abatidas,
inconsecuentes, Gieco me acercó
un fruto del sentido
y la emoción, la lluvia. Todavía
hay algo más que hastío,
hay algo más que el pálido cultivo
de la mente. Las huellas
de una crueldad helada que asoló
esta región del globo
y el no que es necesario que se oponga
a tan siniestros ojos
aún son cosas con significado:
por cómo eso me pega,
por cómo puede provocarme el llanto
una simple canción.
Dejo los libros displicentes para
otra ocasión y escribo
para más recordar que sí latí,
que sí cantó con Gieco
mi cuerpo, su verdad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario