Alfanje que, grosero, despuntara,
más allá de su vicio,
por entre lilas de temprana fuente,
ardor y madurez:
inclina como noria su estatura,
cigarras de la dicha.
Ínclito rictus el pespunte aunado,
regido para ser
incólume testículo que atara
la voz al estallido:
llora vestigios, clama por su nombre,
aterida mateada.
Arrepentido estorbo de las juncias,
ilícito, voraz,
tal la miseria de escapar a silbos
que dataran de siempre:
sopas a tu pelambre, estalactita,
y nada de eucaliptus.
(Las prímulas y el cuervo, entretenidos
con hálitos de moho,
fustigan al mancebo, que derrocha
nieves y pasarelas
de entre sus negros dedos, con apuro
de llegar a la noche.)
¿Compaginas adustos calendarios
para esperar el sueño,
pesada piedra, Sancho, en la azotea
y así admirar el vuelo
de las palomas que se esparcen pronto
al tiro del fusil?
Agua de pie, entimema, pie forzado:
capacidad de amar
caída como capa de vergüenza
que se ahoga en los blandos
salitrales del norte, seca niebla
que llamamos olvido.
Y el rostro es clausurado, firme nudo
que da al rostro que sigue;
y tu mirada, ingrata, los recorre.
Volver a realidad
soñada cada día, y en el puente
inclinarme, llorar.
Buenas noches: Creo que el poema está muy bien elaborado mas siento una distinción con lo que andabas escribiendo, este poema es más emocional e incluso reproduce de manera breve imágenes interesantes. Por ejemplo, en el vacio del personaje que tu señalas, me imaginaba un ser inerte y vacuo, casi como una estatua, añorando un sentir pasado.
ResponderBorrarMe gustó esta estrofa: "capacidad de amar
caída como capa de vergüenza
que se ahoga en los blandos
salitrales del norte, seca niebla
que llamamos olvido".
Buena noche,
Atte Lili