Bocado. Y no pensar.
Y el mediodía joven
nada tiene que ver
conmigo. Y esa imagen,
anoche, que besaba,
árido acontecer
a la espera del sueño.
Foto que se transforma,
que sueña con la sierra
en la que comen carne
de mi pie, de mi piel.
Y hormigas. Y el cultrum.
Y una rubia de campo,
que le canta a los muertos.
Fantasmas. Esa imagen,
vista de afuera, roca
luciendo en la avaricia
de una mente que apura
sin más las esperanzas.
Loas a lo pasado:
nada queda de mí.
Me detengo y me quedo en este poema,
ResponderBorrarun abrazo grande
Gracias, Cíclopa, por visitar.
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