Me alejo del sudario, detenido
y pertinaz. Desnudo,
miro a un espejo que a nada atiende
sino al sudor o llaga
que mucho se divide
y perla con sigilo al indefenso.
El humo que se acaba
de un cigarrillo, el humo
o la llanura, que se aferrará
a cinco amelos muertos.
Y vuelvo al catafalco del sudor,
a palpar moscas, a palpar cortinas:
la grave cáscara de un ido
que no se reconoce ya.
es el calor de la falta de luz por EPEC macho
ResponderBorrarY eso que tengo en común cable con la Maternidad, así que a mí no me cortan.
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