Mujeres como espigas
que de pronto son muelles:
sólo queda partir,
rendirse a las arenas.
Arenas silenciosas,
tantas veces te niegan:
te entregás a marchar,
y atrás es el oasis.
Oasis de recuerdos
como fieras salvajes:
su dulzura te miente,
cruenta melancolía.
Y la melancolía
es fuente de poemas:
frutos que se repiten,
que esperan otro adiós.
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