jueves, 18 de junio de 2009

Qusarat otoñado

Pavesas de sentido
ardían la otra noche.
Me volvías latido.

Mi cuerpo era materia
de un amor refrenado,
de tu mirada seria.

Y besaban tu piel
veintidós nomeolvides
y un único cincel.

Cincel que distanciaste
para mejor futuro,
que quisiste y dejaste.

Ya vuelvo a mi desierto,
Qusarat otoñado
por tus lilas, abierto.

Abierta plaza, abierta
ciudad, si tus guerreros
abatieron su puerta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario