jueves, 28 de octubre de 2010

Otro mojón

Me habrá llamado loco. Habrá vertido
estas medallas por
canaletas pesadas de negar.
Habrá abjurado, Pedro
de la ternura, de mi amor lloroso.
Habrá quitado pieza
tras pieza de este cuadro, de acuarelas
que torno en puzzles, que
reviso con los años. Quemaría
los cuadernitos, alma
que se consume. Doy inútilmente
más pienso a su tarea,
si ya no puedo interpelarla; aviso
que sigue la función.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Sombra de ramas, de otro tiempo, ahora

Amaste esa pared en que volvieron
un niño, su mirada, porque hacían
de puente a una olvidada eternidad,
sombra de rejas, lícito relumbre.

Tu amigo te contaba del silencio
final de todo cuerpo, y, en la noche
de la torpeza aunada, consentían
más allá de apariencias y rechazos.

Sombra de plenitud,
la visión, descarnada,
se instaló en el diván.

Sabés que la desdicha,
caminar en lo incierto,
regresará también.

lunes, 11 de octubre de 2010

Ahora

Ahora se conecta. Ahora anhelo.
Ahora espero un poco.
Ahora somos dos que no se miran.
Ahora me separo
del dolor, de puñales. (Hojas muertas
que no se estorban pero
que aún se saben hijas del andar;
rompecabezas trunco,
mesita en que acomodo los papeles
en que te hago durar.)

lunes, 4 de octubre de 2010

Donde se reza no se caga

a batallas de amor, campos de pluma 

Ajenjo olvidas, currucucha infame,
sonetos que te quieren y denuncian:
un digitar minimalista escucho
y me estremezco, prez el azafrán.

Insípida mortaja, Benavente
que a todos adosás, indemostrable:
sos encía de cal o mingitorio,
Rrose Sélavy si floripondio denso.

Fumo un amargo, miro tu mirar,
adquiero vitiligo de Sarmiento,
desentumezco herrajes y muñones.

¿Puede tu seca más que el maridaje
de cuatrocientos golpes al bohío
de una emoción sin pepas? Los ordeñes
de tu estamento ¿son de acariciar?

Entre morros columbro un pasacalle
que la quena produce, cornamenta,
y con tus medias me hago mamelucos.

Isótopo veraz, munificencias
que digo entre regüeldos: la medida
de tu crisol, adviento del levante,
se densifica o mugre domeñada.

No te expondré al candor acostumbrado
ni beberé menarcas de tu adiós;
apenas si visito la pradera
en que olisqueé tu tuétano, mocosa.

viernes, 1 de octubre de 2010

Ése es el presupuesto

Arístides prosapia de galanes,
rito sin don: te inclinas
sumiso ante el regazo de la monja,
ante su diapasón.

Arístides consuelo de palancas,
dolido mingitorio:
tus palmas de palmípedo retuercen
ese alambre cruzado.

¿Rígido parapeto,
enarbolada moza a que sometes
en tálamo sagaz,
que más se esponja cuando menos funge?

Arístides y el guaso con alverjas,
con tanjarinas, con
ese mechón rebelde: el pensamiento,
asombro compartido.