lunes, 29 de junio de 2009

Como encendida

Cólera queso, cólera tridente,
Horacio desguazado, escolopendras,
el adjetivo, cuando muere, mata,
el verbo y el rejunte y el listón.

Vino con oración, vino con mechas,
con azafrán/hogaño, con virtudes
y con melismas, pozo de la clava
y la distancia, pizza que encontré.

Naranjas y el cableado, sicomoros
y el pespunteo, pez y mitocondrias;
la ventolina, tus botitas, todo:
poemas por encargo, la mañana.

Cólera y libros, reggaeton y Nyman,
mi espalda se sofrena, mi Esculapio
o neceser es alce. La distancia,
consigna en am y chúker que te espera.

miércoles, 24 de junio de 2009

Los besos pergeñados

Película y honor, de tu mirada,
hombro/penumbras, látigo y la rosa,
recuerdo, amanecido, y demorados
los tontos versos, un cangrejo o miel.

Colina y occipucio, tus venablos,
sol/azabache, ríspido rejunte,
colmaban firmamentos, y con mirtos
hice represas, ráfaga cordial.

Cantina y cantilena, tu milagro,
azadón y tintura, mi medida:
ahora vuelan martas y rabeles.

Azorado reflejo, tu peluche,
mesnada adamantina, y el recreo:
mis ojos, los hidrópicos, te piensan.

martes, 23 de junio de 2009

Contra la tos

Bata y mendigo, leño y las bananas,
la fusta en el mentón, lanza que duele.
Y tu occipucio: brezos de dislate,
andan los moros y mastican muelas.

Cera y diamante, pausa y los rebaños,
la cómoda estación, el reverbero;
cortesanía/fiambre, cinamomos
y la oración: falleba de la angustia.

Mantones y moluscos, corrompidos
en el no ser del ocre; mitocondrias
en que el puñal perdía sin escrúpulos.

Marmitas y migrañas, escalopes,
como al revés: el hábito/molienda
de coronar gamuzas te invitó.

sábado, 20 de junio de 2009

Manos y manos

No me digas amigo.
Sé que cuesta partir.
Más bien contame cosas
que sean como nada.

No negués lo vivido.
Permití que se agote.
Aunque nunca te vea
ya más, aunque no me ames.

(Suena ahora tu piano,
fatal y duradero,
y mis manos recuerdan
tus manos tan en puente.)

No me llames amigo,
pero llamame pronto;
que el pienso de los pobres
de corazón no es éste.

jueves, 18 de junio de 2009

Qusarat otoñado

Pavesas de sentido
ardían la otra noche.
Me volvías latido.

Mi cuerpo era materia
de un amor refrenado,
de tu mirada seria.

Y besaban tu piel
veintidós nomeolvides
y un único cincel.

Cincel que distanciaste
para mejor futuro,
que quisiste y dejaste.

Ya vuelvo a mi desierto,
Qusarat otoñado
por tus lilas, abierto.

Abierta plaza, abierta
ciudad, si tus guerreros
abatieron su puerta.